Como en muchos aspectos de la vida, a la clásica “octavilla” se la llama ahora por el anglicismo “flyer”. Se le conoce así, como flyer o volante, porque hace años se arrojaban desde el aire en eventos multitudinarios. Su uso ha sido efectivo desde que se inventó la imprenta, se ha usado como propaganda política o arrojada desde los aviones de guerra en lugares donde no se podía acceder por tierra o no había canales para difundir un mensaje.
Se llame como se llame, la octavilla es una hoja de papel de no más de medio folio, de diseño llamativo y con un mensaje efectivo. Rápido de leer, de guardar y de recordar.
Esquemáticamente sus características se podrían explicar así:
SU USO
- Promociones u ofertas puntuales.
- Invitaciones a eventos.
- Cambio de dirección.
- Para consolidar la imagen de la empresa.
SU EFECTIVIDAD
- Por medio de la gran difusión que permite una repetición del mensaje.
- Se puede seleccionar el lugar o momento para repartirlos.
PARA QUÉ NO SIRVEN
- Para dar un mensaje acotado a un tipo de clientes, ha de ser abierto a encontrar nuevos.
- No han de trasmitir más de dos mensajes, si puede ser uno, mejor.
- No deben llevar a confundir al cliente. Si contiene una oferta, no se pueden encontrar con condicionantes después.
DISTRIBUCIÓN DEL MENSAJE
- Entrega en mano.
- Buzoneo.
- Encartes en prensa.
- En los parabrisas de los coches.
El lanzamiento desde vehículos, aunque históricamente efectivo, puede tirar por tierra nuestro mensaje al no entenderse como ético, ya que ensucia la vía pública y da la sensación de derroche.
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